La Ufología, una ciencia o seudo-ciencia que fascina a quienes creen o creemos en que hay misterios más allá de nuestra comprensión y dominio…
Sin entrar en detalle sobre su existencia o procedencia, hay algo que sorprende sobre estos Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) y que a todas luces, muestran ser cuerpos sólidos manipulados por inteligencia… y no es otra cosa que sus cambios de dirección y aceleraciones bruscas y extraordinarias… ¿Realmente aceleran y cambian con tanta brusquedad o eso es lo que nosotros percibimos como observadores externos?
Aludiendo a la teoría de la relatividad de Einstein sobre la elasticidad del espacio y del tiempo según esté situado un observador, uno se pregunta si para la supuesta nave, el tiempo transcurre realmente a la misma velocidad que para un observador fuera de ella, porque si no es así, si realmente la tecnología de estas naves les permiten deformar el tiempo a su antojo, podríamos encontrarnos con que lo que para nosotros son maniobras extraordinariamente bruscas, en realidad no lo sean.
-Caso cabo Valdés, Chile – (Quince minutos más tarde, aparece, se desploma en el suelo y dice: “Nunca sabrán quiénes somos ni de dónde venimos; pero pronto volveremos”. Tiene la barba crecida y el reloj adelantado cinco días.)
-Incidente ovni de Rendlesham Forest – (Tras tocar el objeto, este se elevó y desapareció… Lo extraño es que lo que fueron segundos para el sargento que tocó el supuesto OVNI, para su acompañante, alejado de la nave, fueron 15 minutos, más tarde, dicho sargento observó que su reloj atrasaba 15 minutos)
Si observamos el desfase en el tiempo entre ambos casos, nos damos cuenta que mientras para uno, el objeto tenía un tiempo mucho más rápido (En 15 minutos de nuestro mundo, pasaron 5 días para el abducido) para el segundo caso, ocurre todo lo contrario, (esos quince minutos de nuestro mundo, son solo unos segundos para quien toca la nave)… en ambos casos son relatos de militares experimentados y con testigos, lo que me hace suponer que, dichas naves, pueden manipular, o mejor dicho, viajar a distintas velocidades dentro del espacio tiempo. Una tecnología así podría ver el mundo que le rodea como si de una película de vídeo se tratase, pudiendo acelerar o enlentecer la imagen a voluntad mientras su reloj continúa marchando aparentemente siempre a la misma velocidad. Todo ello permitiría a dicha nave, para un observador externo, detenerse en el aire o acelerar vertiginosamente mientras que para un ocupante interno de la nave, ni se detiene realmente, ni acelera, ni cambia de rumbo tan vertiginosamente como aprecia el observador externo.
Un ejemplo:
Queremos hacer un viaje de 1.200 Km de ida y 1.200 Km de vuelta en nuestro coche, el cual hemos equipado con un deformador del tiempo, pudiendo acelerar o enlentecer el tiempo (solo afecta al tiempo del mundo físico externo al coche, ya que para nosotros, la velocidad del tiempo dentro del vehículo no varía «percepción»), cogemos la autopista sin peajes y disponemos de gasolina para no parar en todo el trayecto, marcamos una velocidad automática de 120 Km/h todo el tiempo para la ida y la vuelta, por lo que tardaremos 10 horas de ida y 10 horas de vuelta invariablemente… para la ida, deformamos el tiempo acelerándolo por 2 (X2). Lo primero que apreciamos es que el paisaje se desplaza a la velocidad esperada de 120 Km/h, pero todo lo demás se ve acelerado a X2, los demás vehículos nos pitan porque entorpecemos la marcha, ya que para ellos, estamos circulando a 60 km/h y hasta el sol se desplaza al doble de velocidad en el cielo, al llegar al destino, vemos que el reloj del campanario del pueblo está 10 horas adelantado respecto al nuestro, así que decidimos poner nuestro reloj en hora con el de la torre. A la vuelta, colocamos el deformador de tiempo para enlentecer a la mitad (1/2), seguimos viendo que el paisaje se desplaza a la velocidad esperada de 120 Km/h, pero en cambio, los demás vehículos nos entorpecen la marcha, ya que para nosotros, ahora son ellos los que circulan a 60 Km/h y hasta el sol se desplaza por el cielo a la mitad de la velocidad que le correspondería. Al llegar a destino, podemos observar como el reloj de la torre del campanario del pueblo, ahora está 5 horas atrasado con respecto al nuestro.
Resumen, hemos realizado el viaje siempre a 120 Km/h para los ocupantes del coche, pero para los observadores externos, hemos realizado el viaje de ida a solo 60 Km/h, mientras que la vuelta, la hemos realizado temerariamente a 240 km/h. (y nos llegarán muchas multas que así lo confirme)
No hay viaje al pasado, ya que si fuese posible y tuviesen esa tecnología, no fallarían nunca, ¿que se estrella un ovni?, vasta mandar otra nave al pasado para avisarles y tomar las medidas para que no ocurra… (la paradoja del abuelo)
Interesante, ¿no?
La mente y mundo de Juan Pedro Rebollo 